Browsing by Author "Llona Chacaltana, Maria del Pilar"
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Item Consecuencias de las Guerras Civiles en el Perú Colonial del siglo XVI(Universidad Nacional de Educación Enrique Guzmán y Valle, 2022-07-05) Llona Chacaltana, Maria del Pilar;El objetivo de este trabajo de investigación se centra en el análisis de las consecuencias que se produjeron por efecto de las guerras civiles en el Perú colonial del siglo XVI. Previamente abordaremos las causas y los hechos de modo que se pueda tener un conocimiento holístico de los efectos producidos por el conflicto entre los primeros españoles que conquistaron y colonizaron el territorio del Tahuantinsuyo. La invasión del Tahuantinsuyo provocó un cambio social, político y económico de modo radical en el antiguo Perú. Fue un choque dramático de dos culturas evidentemente diferentes del siglo XVI. La sociedad occidental recién llegada destruyó un imperio autónomo y su organización social; lo que dio inicio a la lenta y contradictoria construcción de una nueva sociedad, de un naciente Perú. La imposición de un perfil cultural importado sobre una sociedad indígena forjada en siglos produjo contradicciones internas, que en el corto plazo transformaron su autonomía y sucumbió al colonialismo europeo. Con la llegada de los españoles, el deseo y afán por descubrir, por conquistar y por apoderarse de los bienes ajenos, no tuvo límites. Este sentimiento de poder, fama y prestigio, propio de su carácter señorial, se expresó de forma violenta, osada y temeraria. Así, ante la avaricia de los propios hispanos, se libraron guerras por el reparto del botín, por territorios y por el liderazgo, que a la larga fueron desfavorables para estos primeros invasores. A ello se sumó la acción de la Corona española que, con astucia desmedida e interés político premeditado, promovió contradicciones entre los conquistadores, saliendo victoriosa y disfrutando luego el usufructo de las colonias por varios siglos. Desde antes de pisar suelo incaico, ya existían ambiciones y rencillas entre los propios conquistadores. Basta recordar la traicionera acusación contra Vasco Núñez de Balboa en 1519 por Pedro Arias Dávila, Pedrarias y Gaspar de Espinosa, gobernador y x alcalde mayor de Castilla de Oro. Fue acusado de conspirar contra el Rey de España al pretender crear un gobierno independiente en el Mar del Sur. La ambición entre los propios españoles generó rencor, intolerancia y envidia, ya sea, por fronteras territoriales, por cargos y títulos nobiliarios, o por el botín insuficiente. Pocos fueron los españoles que disfrutaron y gozaron la fortuna adquirida. La mayoría pagó caro el despropósito de enfrentarse unos y otros, muchos murieron en cruentas guerras y otros quedaron en la pobreza absoluta, despojados de bienes y riquezas hasta su sometimiento a las nuevas autoridades con la creación del virreinato del Perú en 1542. En medio de estas violentas luchas, del despojo y la represión implacable, se consolidó la conquista. La represión contra la población indígena fue tan feroz como las guerras civiles que estallaron entre los conquistadores. Desde la llegada de los primeros europeos, la represión, el abuso, las nuevas enfermedades ante lo cual la población nativa no estuvo inmunizada, y por supuesto, las guerras civiles entre los conquistadores, transformó la vida social y económica del Incanato. Si bien el interés principal de los conquistadores fue la obtención de riquezas metálicas, oro y plata, pero al no existir suficientes bienes metálicos se centraron en la posesión y el dominio territorial. Así se dio inicio a una situación generada por los conflictos territoriales que, sumado a la suspensión de los privilegios de los encomenderos, requirió por parte de la Corona del establecimiento de leyes que organizó el territorio ocupado y se envió a funcionarios para establecer el nuevo orden. Las Nuevas Leyes de 1542 fueron influenciadas por la prédica del dominico Bartolomé de las Casas, lo que alteró el ánimo de los encomenderos y desataron nuevas guerras hasta su finalización en 1554. Posteriormente, con este traumático y violento proceso de conquista, se establecieron las bases de dominación española en el Perú. Los protagonistas iniciales de la etapa de conquista en tiempos en que el Imperio xi Inca alcanzaba la cúspide fueron el extremeño Francisco Pizarro, Diego de Almagro y el clérigo Hernando de Luque. Estos tres personajes españoles firmaron el pacto o contrato de Panamá en 1526, de la denominada “Empresa del Levante”, con el fin de lograr el descubrimiento y conquista del reino de Birú. Las discrepancias entre Pizarro y Almagro se iniciaron por el sinsabor que dejó en este último la Capitulación de Toledo de 1529. Inicialmente ambos socios sobrellevaron las diferencias a raíz de la lucha entre los hispánicos y las huestes incas por el control y dominio del territorio. Después, el conflicto entre estos antiguos compañeros y cómplices se dio por la posesión del Cusco, la principal ciudad inca. Así se inició la historia conocida como las Guerras Civiles entre Conquistadores (1537-1554). Los resultados conllevaron a la muerte de los socios, un Virrey ejecutado, herederos decapitados, rebeldes alzados y luego sometidos, dolor y muerte entre pares. La historiografía recoge los registros de los primeros años de la conquista a través de los luctuosos sucesos de las guerras civiles entre conquistadores del siglo XVI. Otro hecho fue la voracidad de los invasores hispanos que quisieron que se instituyesen las encomiendas heredables en el Perú, con posesión de indígenas y tierras en el territorio ocupado. Ello desencadenó el recelo de la Corona española que no dudó en combatirla hasta hacerla desaparecer con sangre y fuego. La firma de la Capitulación de Toledo, en 1529, entre Francisco Pizarro y la Corona española, representada en ese momento por la reina Isabel de Portugal en ausencia de Carlos I, permitió a Pizarro a dirigir la colonización de la Provincia de Nueva Castilla (Perú). El territorio comprendía unas 200 leguas de distancia, desde el puerto de Tenimpulla o Santiago, en el litoral del actual Ecuador, hasta el poblado de Chincha, en la costa sur del actual Perú. Esta capitulación implicaba tácitamente la victoria del propio Pizarro sobre sus dos socios vigentes, aunque la Corona española les encargó a los tres a la fundación de xii nuevas ciudades en los territorios recién descubiertos. Los conflictos militares iniciados entre pizarristas y almagristas fueron pugnas de intereses delmismo sector invasor motivadas por la repartición de las riquezas, de los tesoros, de los territorios y de las poblaciones. Fue una lucha sin ideologías de por medio, ni propuestas de modos de producción entre los bandos beligerantes. Decía Mariátegui (2007) “Los conquistadores no se ocuparon casi sino de distribuirse y disputarse el pingüe botín de guerra … se repartieron las tierras y los hombres” (p. 8). En este sentido, con este trabajo se brinda una perspectiva de conjunto que consiste en profundizar y comprender las dimensiones que alcanzaron los hechos de esta etapa interesante para la historiografía, aunque nefasta de acuerdo al análisis integral de indagación histórica por las consecuencias funestas contra el Estado Inca y su autonomía.